domingo, 30 de mayo de 2010

Jaiotzea


Era pleno invierno en mi primavera. Una lluvia tormentosa caia a pleno sol y yo como si nada. Los dias pasaban como pasan las nubes, y mi corazon nada de nada.

Mi piel se habia enfermado. Una terrible plaga le habia paralizado los sentidos y no sentia el roce de la brisa ni la calidez del sol. las caricias se le habian negado miles de veces, quisas por este mismo motivo, por lo tanto nunca distinguia el beso de la agresion.

Agotada un dia abandone la busqueda y me quede sentada en el letargo de los sueños y las pesadillas. Me acostumbre al sueño eterno de la noche de juerga, a las risas desconocidas y a la conciencia desaparecida; y como yo no sentia, crei que nadie mas lo hacia...

De pronto el camino cuesta arriba se volvio cuesta abajo, sin frenos. No distinguia las caras que pasaban a mi lado, es mas, nadie me alcanzaba. A tanta velocidad y en una vida circular, solo consegui marearme, indiferente de la vida a mi alrededor, y sin sonrisa ni mueca, perdi el conocimiento nuevamente y creo que dormi.

Me dolia el cuerpo, creo que agonizaba. Por un momento volvi la mirada y me vi a lo lejos morir. Puede que la velocidad de mi vida actuase como fuerza centrifuga y me arrogase fuera de ella misma, y contemple con falsa tristeza mi deceso. Un funeral de hojas que cubrian mi cuerpo, y de lagrimas de lluvia componian una triste melodia al cruzarce con el viento. No hubo un alma que acudiera a los gritos de estupor que la tarde lanzaba ante el dantesco espectaculo, solo la noche se encargo de calmarla cubriendole los ojos con su manto de fria oscuridad.

Se vino asi una epoca de silencio a mi vera. Tantas hojas cubrieron mi cadaver, que cuando llego el primer ser vivo al lugar, ni cuenta se dio que a sus pies se pudria una vida. Y asi mismo llegaron mas, despues fueron cientos y quisas mas, y ninguno acato los lamentos de la muerte.

Y llego la eternidad y un ruido de miedo que no acababa. La inconciencia de la muerte se me volvio desesperacion, como tener sueño y no poder dormir. El anima arrastro mis huesos a la orilla del mundo, donde habia un abismo tan profundo como las tinieblas del miedo, y solicitando ayuda a los demonios y fantasmas, me arrojaron solidariamente al fin de la tierra.

La caida fue dura. Mis restos quedaron esparcidos por todo el nuevo mundo y los tornados que cubrian mi tormenta se encargaron azarosamente de reunirlos. El polvo de mi osea forma, sumado al agua negra que dejo la tormenta, formo una masa similar a la carne del humano comun. La mala leche que alguien arrojo sobre mis formas dieron fuerza a esta nueva escultura del viento y me volvio ambulatoriamente a la vida. Pero... una vida sin alma, fria e incompleta.

Me acomode en el camino desnuda de ropas y de espiritu. La vestimenta llego a mi tan facil que no lo recuerdo, mas seguia con frio. Francamente no entendia para que tanto trabajo de la naturaleza sobre mi persona, para volver nuevamente a lo mismo. Pero un dia paso algo tan extraño, tan extraordinario, que nadie aun lo puede creer.

Caminaba tranquila por Bakardadeko Didean, cuando me disparo un calido francotirador. Rozo sin sangre mi piel y decidida a cobrar venganza segui su pista hasta encontrarle. Dificil fue llegar hasta el, los caminos eran sinuosos y desconcertantes, no pense en el por què del intento de asesinato burdo a un cadaver que se movia tan libremente como yo, era mas intriga que rabia.

Cuando deje de buscarle le encontre. No era mas que un muchacho asustado ante mi presencia, que sin pensar lanzo un dardo hacia el mounstruo que creyo ver. Solo pidio disculpas sin clemencia, pues vi en su mirar que la vida le habia hecho el mismo juego macabro que a mi. Le pregunte de que tierra extraña venia, sorpresa la mia de escuchar que aquel ser tan diferente, provenia de la misma Lur Ama que yo. Y su platica de pronto me lleno de calor. Y mis oidos dejaron de oir el murmullo de miedo que no paraba nunca. Y tomo mis manos para despojarlas del frio, y mi nueva piel reconocio el roce de la suya.

Y senti dentro de mi que algo fluia. Una dependencia desconocida hacia un extraño tan familiar. Un calor que llegaba solo a su encuentro, una historia fugaz, que hace que el peor de los dias sea el mas perfecto. Y una tarde y una mañana completa pensando en lo bonito que es la vida desde ahora...

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